Hoy te digo adiós

No me es nada fácil decirte adiós, reímos juntos y lloramos juntos también.

Pero aunque me duela, ¡debo decirte que se acabó!

Todo aquello en lo que creíamos, dejó de ser, se ensució, se corrompió.

Tú seguiste siendo fuerte, pero desde ese día dejé de serlo.

Seguiste luchando tus sueños, “los nuestros” los desechaste y yo recibí los desatinos de estos.

Quizás en este momento no sé que será de mí, cuando se te haya llevado el viento… ¡seré o soy una más que tiene fin!

Me rindo ante las múltiples e infinitas decepciones, ante las evidentes y negadas traiciones.

Para qué luchar y seguir hacia adelante, cuando siempre hay alguien que de manera sutil o clamorosamente evidente tiene tu atención.

Te digo adiós, con todo el dolor y con toda la calma, porque no puedo ser yo, lo que si ha sido mi alma.

Acuérdate de mí, de vez en cuando, seguramente, me encontrarás feliz, con esa incontrolable ansiedad del mañana, pero con esa ilusión de que una vez tú y yo fuimos fuerza armada; fuimos, corazón, sentimiento, y alma!

Te dejo libre porque debes volar y no te olvides, si tienes tiempo, que no porque una persona no te ame de la forma en la que quieres que te amen, significa que no te amen.

Para ese entonces, serás una visión, un recuerdo del pasado, de lo mucho que vivimos, hasta que me dije …la ilusión se me ha terminado.

De cualquier palabra amable, haré caso omiso, porque resulta detestable, falso piropo envenenado, de mentira, de penosa falsedad, por algo tan burdo y salvaje cómo la simple sexualidad; y así tómalo de mi parte.

Sigue siendo siempre mi alma, que, aunque ahora haya dejado las armas, algún día tuve dignidad, valor y…coraje.

Te digo adiós, pero te pido que, aunque estés lejos, te acuerdes de mi por favor, porque hubo un momento en que pude ser YO y te dije NO.