carta de agradecimiento

Hoy quiero retomar esta práctica que hace años atrás, una excelente profesional, mi psicóloga y hoy una gran amiga, me había recomendado hacer, pero por cosas de la vida dejé tirado y es que uno no se da cuenta cómo se va envolviendo en tantas cosas que no vemos como estas cosas tan simples nos ayudan y ayudan a otras personas, inclusive.
Aún no creo que sea el mejor momento para hablar sobre ello, pero si quiero aprovechar este primer acercamiento a lo que siempre me ha gustado, a escribir, es como un “mini tributo” a todas esas personas que de una u otra forma me han ayudado a llegar hasta aquí, pero principalmente a todos esos doctores, enfermeros, especialistas que sin duda han sido los mejores.
Mi travesía empezó hace un par de meses, cuando sin darme cuenta y en una revisión de un doctor que ha sido un ángel puesto en mi camino, los resultados no fueron los que uno quisiera tener.
A partir de ese momento, literalmente la vida dio un giro de 180 grados, y no de 360, porque en los 360 grados das la vuelta completa y regresas al mismo lugar, pero cuando te giran y te cambian completamente, literalmente no sabes ni para “donde agarrar”.
Desde ese momento, y por al menos los casi siguientes 3 meses, puedo llegar a contar que tuve hasta 2 exámenes por semana, o por quincena. En menos de quince días 4 doctores me revisaron. ¿Qué si era incómodo? Por supuesto, pero más allá de contarles lo que yo sentía, quiero expresar ese agradecimiento que tengo porque cada uno de ellos fue muy considerad@, tuvo esa paciencia con una paciente desorientada, temerosa y asustada, porque cada un@ de ell@s me ayudó a transitar por este camino que ninguno de los dos sabíamos lo que nos depararía.
En ningún momento fue fácil enfrentar a una persona asustada, derrumbada, desorientada, perdida, fue difícil, pero muchos tuvieron palabras de aliento, inclusive much@s me dijeron “Calma Marijosé, vamos poco a poco”, y, es que sin duda alguna el papel de ustedes en la vida de un paciente es fundamental, son nuestra referencia, nuestra esperanza o desesperanza, prácticamente nuestro soporte.
Me atrevo a decir que inclusive las palabras de ustedes tienen un poder en nosotros que ustedes mismos desconocen.
Hoy quiero darles las gracias, gracias por esa vocación tan admirable, por esa sonrisa dibujada en los ojos con los que me recibieron, gracias por las palabras de ánimo, por sostenerme cuando mi cuerpo decía basta ya no puedo más, inclusive por atenderme con la mejor de las actitudes aunque fuera por una “tontera” como yo decía.
Gracias por cuidarme, por las risas que inclusive en esos momentos no tan bonitos me robaron, sería injusto poner nombres porque de fijo dejaría por fuera a más de uno.
Gracias por no desfallecer a pesar del cansancio, los protocolos y la molesta mascarilla todo el día en su rostro.
Gracias, porque gran parte de estar aquí es también por ustedes.
Y si usted es de las personas que despotrica en contra de la CCSS, déjeme decirle que gracias a Dios usted nunca ha estado allá adentro, probablemente usted se acercó a que le curaran algún dolor pasajero o enfermedad estacionaria; yo le puedo decir que allá adentro, donde la mayoría no han “entrado”, no saben los profesionales tan excepcionales que tienen, el calor humano con el que le atienden, el grupo de “porrismo” con el que le dan ánimo, donde le aplauden más bien.
Los que hemos estado allá adentro como digo yo, más bien estamos en deuda con la CCSS, no sólo porque el trato humano y profesional con el que nos tratan está sobrevalorado, sino porque tampoco nos damos cuenta la suma millonaria que invierten en nuestra salud; así que la próxima vez sólo piense y de las gracias porque nuestro sistema de salud es prácticamente único en el mundo, y en muchos ocasiones usted no ha sido el mejor profesional en su campo, con la mejor actitud, claro, la gran diferencia es que ellos tienen son los que nos curan í!!!
Con cariño y agradecimiento,
Josita
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