Mamita: gracias por todo.

No sé exactamente por dónde empezar, son muchas las cosas que quiero decirte y que dan vueltas en mi cabeza sin ningún orden. El caso es que me senté pensando que escribiría esta semana y creo que mereces un justo y mínimo reconocimiento, en el cual expresara lo mucho que te amo y te agradezco cómo eres y lo que has hecho por mí.
Sé que desde que nací, has intentado hacer las cosas bien, o muy bien. El miedo a fallar, el miedo a equivocarte, el miedo a dejar de hacer cosas importantes o a hacer cosas que pudieran dañarme te han hecho estar muy pendiente de todo, inclusive me atrevería a decir que me has sobreprotegido y chineado de más… y sé que esto te genera un poco de ansiedad. Ansiedad o miedo a que la persona más importante de tu vida, pueda reprocharte algo como a veces, en tu interior, le reprochas a tus padres. Y ya ves, aquí estoy agradeciéndote que lo hayas hecho muy bien, pese a que a veces no sientes exactamente eso. Sé que has vivido muchas cosas duras, que has sufrido en muchos aspectos y sé que conmigo tuviste las ganas de, por fin, hacer algo muy bien y que viste la oportunidad de curar viejas heridas a través de la maternidad porque, ¿acaso no enriquece y hace crecer a alguien como persona el saber que estás criando y alimentando a un bebé del mejor modo que se puede? ¿Acaso no supone una motivación y un orgullo saber que estás dando lo mejor de ti para hacer de tus hijos personas de bien? Porque cuando una es madre lo mejor que puede ofrecer no son juguetes, ni regalos, ni la mejor ropa, sino su cariño, su tiempo y su amor, como lo has hecho todos estos años. Tus palabras, tus besos, tus caricias, tu cariño... y tus imperfecciones, todo ello está dentro de mí, en mi aprendizaje, en mi vida, en mi manera de ser, y yo lo transmitiré también a mis hijos para que, en cierto modo, cada nueva generación sea un poco de quien tú eres. Ya, lo sé. Ahora mismo te estarás diciendo que no eres nadie en especial, sino simplemente una mamá que trata de hacerlo lo mejor posible y que se equivoca más de lo que desearía. Sé que lo sientes así, pero puedes estar tranquila: eso mismo es lo que piensan todas las mamás, porque son súper responsables, las mamás dan tanto por sus hijos, que siempre piensan que pueden dar más, pero yo te doy las gracias porque haz hecho muchas cosas bien, todas las cosas bien y aunque sé que has llorado porque no has logrado ser la madre ideal que querías ser, debes estar orgullosa solo por el mero hecho de haberlo intentado y de seguirlo intentando y sabes que es lo mejor, eres la súper mamá que cualquiera desearía tener. Quítate esa presión, mamita. Además, sé que lo intentas, que tratas siempre de hacer lo mejor y que luchas por pasar más tiempo conmigo, y eso me hace sentir muy querida y, a la vez, me hace amarte mucho. Por eso, no te ofusques con tratar de ser la mejor mamita del mundo, pues yo no la necesito. Yo sólo te necesito a ti, tal como eres, para aprender a través de ti cómo es este imperfecto mundo en el que me ha tocado vivir. Así que no cambies, sigue tratándome así, de ese modo en que explicas: "te cuido de esta manera porque es como a mí me habría gustado que mis papás me trataran"; sigue acompañándome en este camino tan complicado que me ha tocado vivir, porque la vida puede ser muy dura y triste por todo, o muy dura y feliz, a pesar de todo. Me maravillo más bien contigo, porque sé que cargas un dolor grande, un dolor que no puedo prometerte no causarlo pero que al menos intento evitarlo para que no sufras. Quiero darte las gracias... y me quedo muy corta: Gracias por tener siempre esperanza para mí cuando yo no tenía para mí. Gracias por aprender acerca de un mundo que debe ser un tanto extraño para ti: la tecnología. Gracias por decirme no me rindiera cuando no podía hacer nada más. Gracias por nunca darte por vencida con mi enseñanza. Gracias por amarme a través de todos mis rechazos de ayuda y amor, cuando amarme debió haber sido como abrazar un cactus. Gracias por lavar mi ropa, por traerme libros, regalos y luz en mi vida. Gracias por darme la vida, por cuidarme cuando estaba enferma, por secar mis lágrimas cuando lloraba, por reírte conmigo en los momentos alegres y llorar en los momentos duros, gracias por quererme y por darme tantas cosas y sobre todo gracias por ser mi MADRE con mayúsculas. Hay tanto que quiero decir pero honestamente no sé ni cómo transcribir todo, sé que ahora estás pasando por tanto dolor en tu lucha interna y es difícil. Pero uno de los regalos más maravillosos que día a día te doy es orar por ti. Sé que eres una luchadora, sé que Dios tiene un plan para ti y le pido que se lo tome a corto plazo pero aún así para toda tu vida. Te amo por muchas razones, Te amo porque me enseñaste el respeto, Te quiero porque nos has permitido ser niños, Te quiero porque me haces sonreír, Te amo porque te amo incondicionalmente, Te amo porque has creído en mí, Te amo porque a través de cualquier dolor tú eres mi sol, Te amo por otras razones y tantas cosas más, Te amo simplemente porque eres sólo tú!
No sólo en un día especial, yo te amaré por siempre y para siempre Mamita!!!